domingo, 5 de abril de 2015

El periodismo de redes lo lleva a su era dorada
Por Pekka Pekkala



El periodismo no está en crisis. Puede que la industria de medios –y los periodistas- lo estén, pero el periodismo en si está más bien mejorando. Este argumento fue recientemente planteado por los documentalistas  Bregtje van der Haak y los profesores de Annenberg  (University of Southern California, USC) Michael Parks y Manuel Castells en un artículo sobre “Periodismo de Redes”.

Como lo ven estos autores, el problema es que la mayoría de los agoreros mezclan el concepto de periodismo con el del negocio del periodismo. En su artículo, el periodismo es definido como “la producción de información fiable y el análisis necesario para un adecuado ejercicio de la democracia”. No se mencionan en esta definición los términos “ganancias”, “periodistas profesionales” o “editores tradicionales”. Solo la búsqueda de información fiable.

Cuando los autores discutieron su publicación en Annenberg a mediados de marzo, Castels empezó diciendo: “Este es el principio de una era dorada para el periodismo”. La gente tiene ahora mayores opciones y mejor acceso a la información que nunca antes para ayudar a las democracias a desempeñarse mejor. O para hacer que haya democracia en primer lugar, como hemos visto en varias “revoluciones de Twitter” en años recientes.

Pero esta era dorada viene con algunas salvedades para los periodistas tradicionales. El periodista ya no está definido por su bagaje, educación y salario, sino por su contribución en ampliar el creciente cuerpo de información fiable sobre el mundo. Hacer esa contribución se está haciendo cada vez más difícil. Van der Haak predijo que “robots producirán la mayoría de las historias básicas que veremos en los periódicos. Y mientras más se desarrolle el periodismo automatizado, mas tendrán que especializarse los periodistas en interpretación, análisis y narración de historias. La mera transmisión de información no cuenta como una contribución significativa, ya que cualquiera con un celular o con una cuenta en twitter, puede hacerlo.

Es aquí cuando entra el poder de las redes. En el periodismo de redes, los periodistas no están trabajando solos en sus escritorios, sino que actúan como nodos de una red, añadiendo valor en vez de competir unos contra otros. Los periodistas recolectan diferentes materiales de diversas fuentes y crean una versión significativa de la historia, contribuyendo al cuerpo de la información que ya está disponible.  Con el periodismo de redes pueden optimizar los recursos y generar sinergia, y una nueva creatividad emergerá de este compartir. Es muy parecido a cualquier otra industria en una sociedad de redes.

Esto implicara dificultades para los periodistas. En un sistema de redes “poner todos los micrófonos a una sola persona al mismo tiempo” no tiene sentido, dijo van der Haak.  En vez de enviar a todos los periodistas a escuchar a un alcalde, las organizaciones de prensa les harían un mejor servicio a sus lectores si confirman los hechos de su discurso al mismo tiempo en la oficina.

Para Michael Parks el periodismo está evolucionando mucho más rápido que los periodistas. La habilidad más buscada en periodismo será la capacidad analítica y la de interconectarse. Esto es lo que los autores llaman “darle sentido” o procesamiento profesional y entendimiento de la información.

Y es aquí donde los autores tocan su punto más controversial. Argumentan que “no es la objetividad, sino la transparencia y la independencia lo que será vital para que el periodismo del siglo XXI sea creíble”. La gente cuenta con múltiples fuentes de información y están más conscientes de cómo todas la fuentes sirven a algún interés particular. Puede ser político o financiero.

En este ambiente, escriben los autores, “el periodismo con una perspectiva clara es más convincente que la narrativa neutral, y hay un incremento en el valor colocado en la voz o visión intrínseca de la historia, es decir, el punto de vista. Esto, sin embargo, llama a un análisis basado en el reporteo, no en la opinión o la ideología”. Y esto, de acuerdo a los autores, distinguirá al periodismo del “desconcierto informativo” en que el mundo se ha convertido. El periodismo de redes no es una amenaza a la calidad o la independencia de los periodistas profesionales, sino más bien una liberación del control corporativo.  Pero requiere un cambio radical en las mentes de los periodistas profesionales, que han sido enseñados a determinar el valor del periodismo por la organización que lo produce, en vez de medir el valor que tiene frente al vasto cuerpo de información que ya tenemos en Internet.

Así que la próxima vez que lea que “el periodismo está en crisis” y comience a deprimirse sobre el estado en que se encuentran los medios y nuestra democracia, asegúrese que el autor se está refiriendo realmente al periodismo, no a la industria o a la profesión, sino al periodista actual. Porque mientras los periodistas puedan tener su trabajo hecho a su medida, el periodismo en si esta pujante.