A principios de este mes
se produjo un debate online sobre la proliferación de portales que publican
reportajes largos o “longform” (forma larga). Michael Shapiro, profesor de la
Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, trató de definir esta “forma” periodística en una entrevista
para The New Yorker : “Para
mí no es un ensayo, es una pieza reporteada de periodismo.. Y no está definida
por su longitud, está definida por su estilo. Tiene que ver con la escritura,
tiene que ver con la voz”. Y concluyó definiendo al
longform como: “Una larga, relajada,
profundamente reporteada, literatura no-ficción”.
El debate se produjo el martes 2 de diciembre. Ese día la revista sobre periodismo de la Universidad de Columbia, Columbia Journalism Review, publicó un artículo titulado “Exceso de contenidos largos”, donde señala que existe una la sobresaturación de este nicho en la Web, y donde se le cuestiona a estos portales si sirven más para cubrir la vanidad periodística que para satisfacer la necesidad de los lectores.
La reacción no se hizo esperar. El fundador de uno de estos portales, Latterly Magazine (mencionado en CJR), respondió a estos cuestionamientos en una nota publicada al día siguiente en Medium, donde escribió que aunque el mercado de contenidos online podría estar saturado, estos portales fracasan no porque haya mucho periodismo narrativo, sino porque no hicieron su trabajo. Y además destacó que complacer a los periodistas y a los lectores no es incompatible, más bien “no se puede tener el último sin el primero”.
Lea el debate (en inglés -original- o en español):
En Venezuela han
florecido portales que se dedican a hacer reportajes de
investigación de largo aliento. El periodista Alfredo Meza, socio-director de
uno de estos portales: Armando.info y
facilitador del Seminario Bigott, fue entrevistado para este blog sobre este
debate, a continuación sus respuestas:
¿Cree
que existe una sobresaturación de portales con reportajes largos o longform? ¿Y
cómo ve esto en el caso de Venezuela?
AM: Tal vez en Estados
Unidos haya esa sensación, pero en Venezuela estamos muy lejos de esos
estándares. Quisiera llamar la atención, sí, sobre un aspecto esencial de ese
debate. Y es ese empeño en querer conquistar lectores a partir de la
fragmentación de las historias. Estos portales no están dirigidos para quienes
no leen o no tienen tiempo de leer, sino para personas a las que no solo le
interesa estar informados, sino que aprecian las historias bien escritas y
narradas. Encuentro estéril el esfuerzo por conquistar con el periodismo de
tips y recuadros a nuevos lectores. Los nuevos lectores vendrán en la medida
que se desarrollen contenidos apropiados para ellos. Su incorporación es un
asunto de fondo, no de forma.
¿Cree
que estos portales, como dice CJR, son para que los periodistas sirvan su
necesidad de escribir y se olvidan de los lectores?
AM: Insisto: definir
como vanidoso a un texto largo es desconocer que incluso en el periodismo
diario hay situaciones y personajes que actúan movidos por razones o pasiones.
Presentar esa situación requiere de un contexto y del desarrollo de una trama
que no se resuelve en dos cuartillas. Los detractores del periodismo de largo
aliento tienen un concepto muy pobre de un lector. Si es cierto que nadie
quiere leer, si es cierto que la panacea son los tips y el periodismo tipo
"diez claves para entender a", ¿entonces por qué tienen tanto éxito
los libros periodísticos o de no ficción? Yo creo que cada vez toma más cuerpo
la idea de que los portales web ya no son el espacio de los trascendidos, sino
el soporte ideal para que los periodistas, que toda la vida han sido
asalariados, se repiensen como empresarios y desarrollen un producto riguroso,
independiente de todo factor de poder, como siempre lo han soñado. Ya el lector
decidirá si le interesa o no. Y los periodistas sabrán si funciona o no.
¿Cómo
periodista, que ventajas cree que tienen estos portales con contenidos
narrativos de largo aliento para el lector?
AM: Creo que se ven
obligados a presentar un contenido diferenciador para captar a la audiencia.
Ese es su gran secreto. Una estrategia, al menos en Venezuela, es publicar lo
que los medios tradicionales no publican por temor a herir sus intereses
creados. Siento que en este país esos medios web tienen la maravillosa
oportunidad de fijar agenda aprovechando no solo la situación con la
capitulación de la televisión y la radio y de casi toda la prensa, sino el uso
masivo de las redes sociales. Las nuevas formas de circulación de la
información -amigos en Facebook que hacen, por ejemplo, de curadores de una
historia, recomendaciones de personas influyentes en Twitter- han abierto un
campo virgen que aún hay que explorar.
¿Cuál
es su opinión sobre la réplica que hace Ben Wolford de Latterly a CJR?
AM: La respaldo
completamente porque recoge mi punto de vista. Me quedo con esta idea: "si
una web dedicada al publicar reportajes largos fracasa no se deberá a que hay
mucha oferta. Será porque ninguno pudo ofrecer las historias correctas, a la
gente correcta, de la forma correcta".
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